Feliz Verano …

Quiero aprovechar para felicitar a algunos de mis clientes, que pese a no haber podido pagarme las facturas que tienen pendientes conmigo, han conseguido irse de vacaciones a grandes hoteles del sur o incluso salir fuera de las islas y disfrutar de unos días de merecido descanso. Que aunque yo me tenga que quedar en casa porque he pagado los impuestos correspondientes a esas facturas que todavía no he cobrado y que han sido declaradas como ingresos (que no han existido) y ellos en sus cuentas las han puesto como gasto, admiro que ellos puedan comprarse coches, abrir nuevas oficinas, contratar más personal, pese a que no han podido pagarme las facturas correspondientes a mi trabajo, que sigo realizándoles.

También quiero dar las gracias a nuestros organismos recaudadores de impuestos y demás tributaciones, porque mientras yo no cobro las facturas que me obligan a declarar, si tengo que pagar los correspondientes porcentajes para mantener las infraestructuras de nuestro país, los servicios sociales, medicina, educación, empleo, etc… para que podamos hacer uso todos, entre otros los clientes mencionados anteriormente, que no me han pagado las facturas por las que yo declaro esos impuestos. Otro tema de agradecer también es que pese a que yo tengo que hacer declaraciones de mis ingresos, para que sobre la marcha calculen cuanto se lleva el estado y tenga que ingresarlo al momento, en las arcas correspondientes, ellos puedan jugar con lo que me tienen que devolver todo el tiempo que quieran y los plazos se eternicen sin importar la situación por la que esté pasando el empresario en cuestión.

Quiero tener un recuerdo, muy especial, para mis bancos. Esas maravillosas criaturas que cuando la cosa iba para arriba y éramos tan amigos, no paraban de hacerme llegar cartas y llamadas de teléfono para decirme que tenía múltiples créditos pre-concedidos, sin necesidad de presentar documentación alguna. Tan solo ir a firmar y sobre la marcha ya tendría el dinero en mi cuenta. A esos a los que les estamos pagando una barbaridad de intereses por los productos que tenemos contratados con ellos (hipotecas, planes de pensiones, seguros de hogar y personales, tarjetas, etc…) y a los que además hemos de inyectar dinero europeo para que puedan seguir sangrándonos continuamente. Esos que ahora cuando voy a verlos ni me abren la puerta y me miran como si fuese un delincuente.

Por último, pero no menos importante, quiero dar las gracias a nuestros queridos políticos: a los de ahora y a los de antes, a los rojos, a los azules, a los verdes, amarillos o del color que sean, a todos en general. Mientras ellos disfrutan en grandes villas, hoteles de 5 estrellas, viajes internacionales, con sus nuevos tablets, móviles y demás juguetitos de moda, de unas vacaciones de ensueño (se las merecen por el trabajo tan bien hecho que han realizado todos estos años), yo me quedo en casa con los míos porque he tenido que pagar una barbaridad e impuestos por facturas que no he cobrado y que sin embargo si he tenido que declarar y pagar la correspondiente parte de impuestos. Todo ello para no contribuir a la mal llamada “economía sumergida”. Esos que nunca han trabajado en la empresa privada y no saben lo que son los trimestrales o el impuesto de sociedades, ni lo que es pagar una nómina o a un proveedor. Los que no tienen que preocuparse por si queda algo a final de mes para poder cobrar algo, después de haber pagado todo lo que hay que pagar.

A esos que se les llena la boca con esos anuncios de creación de empleo o de créditos para familias y empresas, ICOs, etc… Dinero público que han dejado en manos de los mismos bancos anteriores que no me abren la puerta, pero que si me cobran las comisiones abusivas por los productos que tengo contratados con ellos. Me hace gracia que el estado ponga en manos de la Banca Privada, la decisión de dar un dinero, que en muchos casos proviene de nosotros, los empresarios que pagamos todos nuestros impuestos.

A todos ellos quiero hoy desearles un Feliz Verano, que descansen con sus familias, que se lo merecen por el trabajo bien hecho.